Es realmente complejo expresar estas ideas desde una perspectiva no tan sensible, dolorosa y anecdótica, aunque haré el mayor esfuerzo por describir el sentimiento
En muchas ocasiones creemos que podemos controlar todo lo relacionado con nuestro camino en la vida y cuando perdemos dicho control nos aferramos al sueño de volver al punto donde controlábamos todo lo vital. Sin embargo, la realidad es que no podemos controlar todo.
Es así como nace esta historia con el pensamiento de querer controlar todo, llegando al punto de que ningún detalle se escapará o perdiera el rumbo lógico de lo que la mente construyó con anterioridad. Pues me ocurrió lo contrario, perdí rápidamente el control de mi tiempo, mis sentimientos y mi paz. Lo hice con el simple concepto de que si arriesgaba más iba a construir más, pero extralimité esa pérdida de control llegando al punto donde el dolor era insoportable y pesaba en el alma muy fuerte.
En esta parte de la historia es donde llega un ser maravilloso que me mostró una luz de esperanza, y que la vida no consiste en simplemente dejarse llevar sino también en qué el tiempo transcurrido debe ser el hermoso reflejo de todo aquello que amamos, deseamos y soñamos. Después de un tiempo encontré nuevamente esa felicidad y paz que tanto había esperado.
…y si, como en toda historia hay un “pero” y el de esta se basó en que empecé a sentir que tanto control destruía la pureza misma de lo espontáneo y solo me mostraba la cara de que mi tiempo era plano y aburrido.
Así que entré en un dilema muy subjetivo, por un lado estaba el dejar fluir la vida como un caudal de un rio que recorre kilómetros sin detenerse, y por otro lado, el controlar la vida y que las sorpresas de lo espontáneo se perdieran totalmente. Esta tarea de descifrar mi dilema me ha tomado más de 10 meses donde mi rumbo ha sido incierto y donde el dolor se consume rápidamente mis deseos de seguir luchando por una vida que no entiendo, por un futuro que quiero, por un latido que me dice sigue pero construye.
Nunca logramos comprender nuestra existencia misma y jamás podemos razonar sobre qué camino escoger pero lo que si podemos hacer cada instante, hora, día, meses y años es luchar con nuestro mayor rival llamado MENTE
Bas…